Marta lució un diseño de Covadonga Plaza, que representaba su estilo a la perfección: escote en la espalda, mangas con bordados y botones, con cola en tul de seda, al igual que el velo. Los zapatos eran de color gris. Para el ramo optó por eucalipto, paniculata, helecho y margaritas. El maquillaje era muy natural. En cuanto al peinado, se decidió por una trenza con una peineta de flores preservadas.
Se casaron en una iglesia del madrileño distrito de Chamberí. La decoración de la ceremonia siguió la misma línea que la del ramo, añadiendo unas velas para darle un ambiente más cálido.

Tras la ceremonia, se fueron a Las Jarillas, donde tuvo lugar el banquete y las posterior fiesta. Todo ello decorado en colores otoñales, siguiendo la misma línea floral.